~ "La imaginación crea la realidad." (Neville Goddard) ~


sábado, 1 de septiembre de 2012

LA VERDADERA VID (Neville - 4 de abril de 1969)

Neville Goddard (4 de abril de 1969)


LA VERDADERA VID



Hoy, como sabéis, es Viernes Santo, e indudablemente millones han acudido a los servicios y oído alguna parte de las últimas Siete Palabras de Cristo. Pero me pregunto cuántos de ellos saben quién es y qué significan realmente las palabras. Yo te digo: Jesucristo es tu consciencia, tu Yo Soydad, que se hizo como tú eres para que tú pudieras ser como Él es. Yo quiero que aceptes esto literalmente, pues es verdad.

Ahora, cada una de las siete palabras de las que se habla hoy es realmente una frase, la primera de las cuales es: “Padre, perdónalos pues no saben lo que hacen”, y la última es: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Esto es sólo una parte de la cita del 5º verso del capítulo 31 del Libro de los Salmos. El pensamiento completo es este: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Tú me has redimido, Oh Señor, Dios fiel.” Aquí descubrimos que el redentor es uno con el redimido, pues hablando al Padre, él dice: “Tú me has redimido”, sin embargo él ya ha confesado: “Yo y el Padre somos uno.” Así que como ves, el redentor y el redimido son realmente uno.

Miremos esas palabras a través de los ojos del místico, y no con los ojos tradicionales de la iglesia: “Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viticultor.” Esta verdadera vid es la imaginación. Es el cuerpo eterno del hombre, que es Dios mismo. Jesús es el cuerpo divino, del cual nosotros somos sus miembros en el sentido de que él está en nosotros. Cristo no es un simple hombre, sino la humanidad. Él es nuestra propia maravillosa imaginación humana. Él es nuestro redentor; sin embargo él es el redimido.

Cuando al principio me di cuenta de esto fuí impactado, pues yo había nacido y sido educado en la tradición cristiana y no conocía otra religión. Entonces descubrí que Cristo no era alguien en el exterior a quien yo debería adorar, sino mi propia maravillosa imaginación humana, y por un tiempo mi mundo se volvió del revés. Hay un pequeño poema que encaja con esto perfectamente: “Contempla esta vid. La encontré como un árbol salvaje cuya desenfrenada fuerza se había hinchado en irregulares ramas. Pero yo podé la planta y se atemperó en su vana expansión de inútiles hojas y anudó como ves en estos racimos limpios y plenos para recompensar la mano que sabiamente la hirió.”

Tu imaginación es la verdadera vid de la que todo en tu mundo es sacado. Cualquier mal uso de tu imaginación causa deformidades en tu vida. Es un impacto, lo sé, darse cuenta de que tú eres la única causa de tu vida, y que tú tienes una responsabilidad: ¡podar esta verdadera vid de la conciencia!

Puesto que el Padre y el Hijo son uno, YO – como Padre – SOY la verdadera vid y debo podarme a mí mismo. No dándome cuenta de que un aparente otro era una rama creciendo de mí, la verdadera vid, me permití alimentar pensamientos desagradables de él. Pero yo no corté la rama, pues la poda no es de ese modo. Llamado arrepentimiento en las Escrituras, la poda es la revisión – que es un cambio radical de actitud hacia una persona o una situación. Yo revisé mis pensamientos respecto a ese aparente otro y acepté este acto imaginario invisible como una realidad. Entonces observé, y con el tiempo me hice consciente de un cambio en mi mundo respecto a esta persona o ese estado. Habiendo descubierto la verdadera vid y al Padre que la podó, sé que debo podarla cada día; pues si lo hago, anudará y se formarán esos racimos limpios y plenos para recompensar la mano del viticultor (el Padre) que la podó.

Escucha ahora cuidadosamente estas palabras de la carta de Pablo a los Filipenses: “Cristo Jesús quien – aunque estaba en forma de Dios – pensó que no era robo ser igual a Dios, se vació, tomando la forma de un esclavo, y nació a semejanza de los hombres. Y siendo encontrado en forma humana se hizo obediente a la muerte, incluso a la muerte en la cruz.” Tu cuerpo es la cruz sobre la que Jesucristo es crucificado. Y es ahí que él permanecerá hasta que transforme tu humilde cuerpo en la forma única con su glorioso cuerpo. Entonces él habrá cumplido su propósito. Yo te digo: Jesucristo efectivamente ha tomado sobre sí tu cuerpo de humildad y se hizo su esclavo alimentándolo, bañándolo, vistiéndolo, y cuidando de él de todas las maneras. Sin embargo Jesucristo no es de este mundo. Pero con el tiempo él te transformará completamente en su glorioso cuerpo, pues él es el redentor, que – habiendo asumido tu cuerpo – lo redimirá, por ello convirtiéndose en el redimido.

La verdadera vid es tu propia maravillosa imaginación humana. Cuando tú crees esto, ya no imaginas como antes lo hacías, sino que podarás tus pensamientos cada minuto de cada día. Romperás el hábito de sentirte con remordimientos, deprimido o apesadumbrado. Ya no pensarás desconsideradamente sobre otro, porque sabrás que él es efectivamente tú mismo exteriorizado, y aparecido en tu mundo porque el Padre en tí le llamó. Nadie puede venir a mí a menos que Yo, que soy uno con el Padre, le llame. Aunque él traiga veneno, lo hace porque yo se lo di para que lo trajera. Esta es la historia que es representada hoy, pero no entendida.

Ahora, se nos dijo que él tomó un ensopado (llamado 'un bocado' en algunas traducciones) y se la dio a Judas, quién rápidamente partió. El ensopado es un regalo de gran amistad. En el mundo antiguo, el ensopado era mojado en un líquido y dado al invitado honrado, que es el amigo más próximo y querido. Ese es Judas. Sólo uno que conoce el secreto mesiánico puede traicionarle. Nadie puede traicionarme que no conozca mi secreto. ¿Cómo podrías tú traicionarme si yo no te tomara en mi confianza como un amigo y compartiera mi secreto?

Así que Judas se va para contarle al mundo del Cristo real y darles una señal diciendo: “El que yo bese es el hombre; cogedle. Tomadle rápido.” No le dejéis ir, sino comed su doctrina, alimentaos de ella, bebedla. Dejad ir todo lo demás, pero no le dejéis ir a él. Cuando hayas descubierto la causa de los fenómenos de tu vida, deja ir toda otra creencia. Que la gente te inste a comer cierta comida u observar ciertos días, no les creas; pues no hay nada que tú puedas hacer en el exterior que alguna vez te encomiende a Dios. Tú eres ensuciado o purificado por lo que sale de tu corazón, no por lo que comas u observes en el exterior. ¿Estás imaginando bien o mal para tí mismo?, pues la verdadera vid es tu propia maravillosa imaginación humana, y el mundo de fuera es nada más que tus ramas.

Ahora, ¿quién es este al que Judas besa? ¡El Cristo resucitado! Esto lo sé por experiencia. Una noche yo estaba explicando la palabra de Dios a doce personas, cuando uno se levantó rápidamente y partió. Yo instantáneamente supe que él iba a decir exactamente lo que yo le había dicho respecto a la causa de los fenómenos de la vida. Luego volvió. Es el mismo ser, pero ahora está ricamente vestido y es tan importante que todos nosotros nos levantamos en atención a su entrada. Viniendo hacia mí me rompe la manga descubriendo mi brazo derecho y besa al que se dijo de él: “No le dejéis ir, sino prendedlo rápido.” (“but hold him fast.”)

La palabra “prender” (hold) como está definida en la concordancia (Bible Concordances), significa “poder supremo”, y la palabra “rápido” (fast) significa “abstenerse de todo alimento”. Aquí se nos está diciendo de abstenernos de cualquier alimento para el pensamiento que no sea nuestra propia maravillosa imaginación humana. Somos instados a deleitarnos en nuestro propio poder y sabiduría. Abstente cuando otros te insten a intentar una simple numerología, una simple astrología, o cualquier creencia en un poder fuera de tí mismo. Una de las mayores debilidades del hombre es la necesidad de tener siempre razón. Aquellos que profetizaban que California experimentaría un terremoto que mataría a millones, rezarían hasta romperse el cráneo para demostrar la justeza de su profecía; pero esto no tiene nada que ver con las Escrituras. El terremoto del que se habla en las Escrituras tiene lugar dentro, y no fuera, en absoluto.

Jesucristo es Dios mismo, quien se convirtió en tí individualmente. Tu conciencia es Él. Cuando imaginas, Dios está actuando. Él es la verdadera vid y el viticultor, pues Él es tu imaginación, imaginándote. Si tú realmente entiendes esto, empezarás a podar tus pensamientos. Si no, y continúas creyendo que Jesucristo es otro que tu Ser, persistirás en permitir que tu desenfrenada energía corra salvaje, para hincharse en irregulares ramas y llevar cosas desagradables a tu mundo.

Cuando te vuelves consciente de aquellos necesitados, aún cuando no los conoces personalmente, ¿utilizas tu imaginación para levantarlos de ese estado? Eso es lo que tú estás llamado a hacer. Si te los representas como te gustaría que fueran, y te convences de que es verdad, esa rama cambiará en tu mundo. Tú no eliminas el estado de necesidad. Permanece para cualquiera que sea consciente de él, pero tú – habiéndote levantado del estado – no lo ves más.

Poda tu vid mañana, tarde y noche, y entonces – cuando menos lo esperes – tendrás una serie de maravillosas experiencias sobrenaturales, mientras Dios se revela en ti – no como otro, sino como tu mismo Ser. Entonces dirás, por experiencia personal: “Yo soy él.”

En el capítulo 17 de Lucas, se nos advierte no hacer caso de cualquiera que pueda decir: “¡Mira, aquí está!” o “¡Ahí!”, pues el reino de Dios está dentro. Y se nos dijo en el 3er capítulo de Filipenses: “Nuestra comunidad está en el cielo, desde donde esperamos un Salvador, el Señor Jesucristo, quien rehará nuestro humilde cuerpo para ser uno con su glorioso cuerpo.” Este cuerpo de humillación será completamente transformado por el Cristo exaltado en tí. Así que no vayas a ningún lugar cuando alguien te diga que busques en alguna parte, pues sólo puedes encontrar al verdadero Dios dentro. Si nuestra comunidad está en el cielo (del que esperamos un Salvador que es el Señor Jesucristo) y el cielo está dentro, nuestro Salvador no puede venir de fuera. Y cuando Él viene, es en una serie de majestuosos actos sobrenaturales, en los que Él se desvela y surge desde dentro.

Blake expresó este pensamiento tan bellamente en la Lámina 96 de “Jerusalem” como:

“Contemplo las visiones de mi sueño mortal de seis mil años deslumbrante alrededor de mi cintura como una serpiente de piedras preciosas y oro. Yo sé que es mi Ser: Oh mi Divino Creador y Redentor.”

Yo he contemplado esas visiones. Yo he conocido la emoción de ver ese estanque de luz líquida dorada y sabiendo que es mi Ser. Y he experimentado el 3er capítulo de Juan ascendiendo al reino de Dios dentro de mí. Fui enseñado a creer en alguien afuera; sin embargo, cuando mi cuerpo espiritual fue dividido y la verdad me fue revelada, me fundí con la palpitante luz viva líquida dorada y – como una serpiente – volví al reino de los cielos dentro de mí para convertirme en una piedra viva en el templo vivo del Dios Eterno. Este conocimiento, yo lo sé, todo el mundo lo va a experimentar.

Una vez más volvamos al drama descrito hoy. La primera de las siete palabras maravillosas es ésta: “Padre, perdónalos pues ellos no saben lo que están haciendo.” Si sabes que tú eres la causa de tu pesar, ¿puedes no perdonar al que lo envió? ¿Debes condenar a una sombra, cuando tú eres su causa? Todo el que entra a tu mundo es atraído ahí por tu Padre, con quien tú eres uno. Si el que entra te insulta u ofende y tú sabes que tú eres la causa de su aparente ofensa, ¿puedes no perdonarle? ¿Puedes no decir: “Padre, perdónale pues él no sabe lo que está haciendo”? Tu mundo está lleno de esos que están bajo coacción jugando su papel a causa de lo que tú has imaginado. Puedes haber olvidado tus actos imaginativos, y puedes incluso negar que alguna vez hayas alimentado tales pensamientos, pero no podrían venir si tú no los hubieras llamado salidos de tí mismo; por lo tanto debes perdonarles, pues sólo hicieron lo que tú les pedistes que hicieran.

Ahora en el final mismo, es hecha esta afirmación: “Está terminado”. ¿Qué pide él cuando la obra que se le ha dado para hacer está terminada? “Para que retorne a mí la gloria que fue mía, la gloria que yo tenía contigo antes de que el mundo fuera.” Habiéndose vaciado de su gloria y tomado sobre él la forma de un esclavo para hacerse obediente a la muerte en la cruz del Hombre, ha redimido el estado de esclavitud haciéndose uno con él y elevándolo al nivel del Padre. Ahora él pide retornar a su anterior gloria, la gloria que conoció antes de que el mundo fuera.

Sólo un ser retorna. Ese ser es Dios Padre, el enviador, ahora uno con su Hijo el enviado. Entrando en este mundo de muchos, nosotros somos los dioses, hijos del Altísimo, sin embargo uno con nuestro Padre. Cuando, como el hijo, venzamos a la muerte, retornaremos con mayor brillo y traslucidez debido a nuestra victoria sobre la muerte. ¡Entonces, qué alegría la nuestra!

Si aceptaras esta verdad y no la dejaras ir, tus días cambiarían mientras te deleitas en el cuerpo de imaginación y bebes de su sangre dadora de vida. Rechaza todo lo que siempre has creído respecto a la causalidad y cree en la única causa de toda vida – sea buena, mala o indiferente – que es tu propia maravillosa imaginación humana.

Cuando viene a ti una experiencia que te produce malestar, en vez de negarla o tratar de borrarla, acepta el acontecimiento y cámbialo. ¡Embellece tu mundo! El reino de los cielos está cerca. Arrepiéntete y cree en la historia de la redención. Jesucristo no es un hombre que murió hace dos mil años. Tú y yo morimos con Cristo al comienzo. Tú has sido crucificado con Cristo y él vive en ti. Vive tu vida en la carne por la fe en el Hijo de Dios, quien tanto te amó que realmente se convirtió en ti. Su encarnación tuvo lugar cuando tú naciste. Él es un esclavo para tu cuerpo, pues tu nacimiento desde abajo es cuando la imaginación tomó en sí misma la forma de un esclavo. Él no es una persona que, esclavizando a otra, llama a esa otra su esclavo; pues el que es amo de esclavo sigue siendo un esclavo para el cuerpo que viste, cuidando de sus funciones naturales normales para él mismo.

Dios efectivamente se convirtió en el esclavo que tú eres a fin de redimirte. Una completa transformación tendrá lugar, y tú – el gusano larva – volverás a la conciencia de ser la sublime mariposa – el mismo ser que eras antes de que descendieras en poder y tomaras sobre ti la forma de un esclavo.

Yo no puedo decirte la emoción que tendrás cuando vistas esa todopoderosa vestimenta de fuego y aire. Mientras la vistas no hay nada que no puedas hacer, sin ningún esfuerzo. Puedes formar ojos que ven perfectamente y moldearlos en cuencas vacías, formar brazos, que se mueven perfectamente en sus cavidades. Con tu mágico poder puedes cambiar cuerpos encogidos por la edad en unos perfectos de veinte años. Ese poder es tuyo cuando vistes tu cuerpo llamado cielo.

Una noche, en 1946, yo vestí ese poder. Es el mismo cuerpo que yo dejé cuando tomé en mí este cuerpo de esclavo a fin de redimirlo. Esa noche, mientras estaba aún consciente de ser Neville, yo – el invisible – me convertí en un ser visible clavándome sobre esta cruz llamada Neville. Y lo vestí fielmente hasta la noche de la transfiguración. Así que yo sé la emoción que está reservada para tí cuando tu cuerpo de esclavitud sea transformado en un cuerpo de inmortalidad. Mira, el ser que realmente eres es Jesucristo y no puede morir. Tú que eras antes de que este mundo fuera, bajaste a este mundo de muerte para vencerla, para resucitar como ser único; pues tú – el redentor – sabrás que eres uno con el redimido.

Ahora bien, una de las últimas palabras en la cruz es: “Tengo sed”. Tú puedes pensar que esta es una sed de agua, pero el Libro de Amos te dice de lo que él está sediento: “Enviaré una hambruna sobre la tierra. No será un hambre de pan o una sed de agua, sino de oír la palabra de Dios.” Cada palabra tiene que ser cumplida en él. Esa es su sed. Cuando la sed venga a tí, cada palabra de Dios se desplegará en tí, asignándote el papel protagonista. Entonces tu hambre y tu sed serán satisfechas, pues habrás experimentado la Biblia entera en una experiencia en primera persona del presente del singular.

Me pregunto qué porcentaje de nuestro mundo entiende este maravilloso día de la crucifixión. En una iglesia aquí en Wilshire Boulevard, habrá siete predicadores, cada uno de los cuales hablará sobre una frase e intentará explicarla. Con el concepto tradicional de Jesucristo, ¿cómo podría la declaración: “Padre, perdónalos”, ser explicada? ¿Cómo podrías tú, personalmente, verdaderamente perdonar a alguien si no creyeras que él eras tú mismo sacado afuera? ¿Cómo podrías perdonar a uno que acaba de asesinar a un amigo o a un ser querido, sin reconocer que tú tenías que haberlo hecho?, porque eso no podría haber sucedido y tú ser consciente de ello, a menos que tu Padre lo hubiera llamado a tu atención atrayendo el acontecimiento a tu mundo, y tú y tu Padre sois uno. Sólo cuando tú sabes quién es la causa real de los fenómenos de la vida, puedes perdonar. Si la conciencia es la causa del asesinato y tú siempre eres consciente de algo, el estado de asesinato no puede ser cortado, pero tu conciencia puede ser reordenada. El acontecimiento puede ser completamente transformado por el arrepentimiento, que yo llamo revisión. Cuando tú revisas un recuerdo perturbador, te has arrepentido en el verdadero sentido de la palabra.

Cuando al principio encontré esta vid yo difícilmente podía dormir durante días y días, tan desilusionado estaba pensando en la responsabilidad que ahora tenía sobre mis hombros – responsabilidad que yo había colocado siempre sobre los hombros de otro. Pero una vez que acepté el hecho de que Jesucristo es mi imaginación humana y la causa de todo de lo que yo soy consciente, yo sabía que no podría pasar la pelota nunca más, sino que tenía que hacer algo al respecto. Así Yo, el Padre, comencé a podar la vid.

El capítulo 15 del Libro de Juan entero está dedicado a esta poda de la vid. Él empieza: “Yo soy la verdadera vid. Mi Padre es el viticultor. Cada rama mía que no lleva fruto Él la poda, para que pueda llevar más fruto.” El árbol en tu jardín puede ser agradable de mirar y te puede doler podar una determinada rama, pero tú sabes que debes hacerlo si quieres buen fruto el próximo año. Así es la vida. La conciencia (el YO SOY) es la vid eterna. Tu cuerpo eterno es la Imaginación, que es Dios mismo. Nosotros somos todos miembros del cuerpo divino – Jesús; por lo tanto la humanidad es verdaderamente el cuerpo del Señor Jesucristo. Cada hijo es parte de ese cuerpo universal, y cuando él sabe que Jesucristo es su propia maravillosa imaginación humana, está confuso de momento, hasta que la comprensión se reordena dentro de él. Entonces él se pone manos a la obra, decidido a hacer algo al respecto. Yo te digo por experiencia, si tú te pones manos a la obra y realmente crees en Cristo en tí, hasta el punto de que no te vuelvas hacia ninguna otra causa, sino que podes tus pensamientos mañana, tarde y noche, tu mundo cambiará. Se moldeará en armonía con el cambio que ha tenido lugar en tí; pues tu mundo externo está siempre reflejando tus actos imaginativos internos.

Esta es la gran historia que se cuenta hoy. Jesucristo no es un hombre que fue clavado en una cruz de madera, o colgado en un árbol en el exterior.

El árbol del que se habla en el Libro de los Hechos es el hombre mismo. El cerebro es la raíz, con las venas y arterias como el árbol y sus ramas. Este es el árbol de la vida del que se habla en el capítulo 4º de Daniel. Fue cortado pero su raíz no fue afectada de modo que el árbol pudiera recuperarse, y su poder – que había descendido en generación – pudiera ser devuelto a la regeneración.

Cuando ese hambre viene a ti, el reino de los cielos está cerca. Pero no te engañes; el reino de Dios no vendrá con señales que puedan ser observadas. No dejes que nadie te diga: “Aquí está” o “Ahí”, pues el ser que estás buscando es la causa de tu vida. Ese ser es Dios Padre, que está en su reino, y ese reino está dentro de ti. De pronto el drama llamado Jesucristo se desplegará dentro de ti y tú conocerás la alegría que viene con el cumplimiento. Cuando este plan se despliega, tú duermes de modo diferente, despiertas de modo diferente. No hay un momento en el tiempo en que no puedas cerrar los ojos y voluntariamente partir, pues sabes que la Palabra se ha desplegado en ti. Sin embargo noche tras noche las visiones continúan poseyéndote, todas basadas en las promesas de Dios como se recoge en el Antiguo Testamento.

Cada noche, cuando cierro los ojos a este mundo, yo entro en ese mundo – el mundo del Espíritu despierto – y cumplo la palabra de Dios.

Ahora, yo he recibido dos cartas esta semana refiriendo sueños de caballos. Siempre tened en cuenta que un sueño es una parábola con un sencillo punto de verdad. En el sueño de una de las señoras ella iba conduciendo por la autopista con su esposo, cuando miró hacia atrás y vio dos caballos salvajes corriendo hacia un profundo acantilado. El más joven saltó a través del acantilado a unos ricos pastos, pero el mayor cayó sobre la autopista. Aunque ella sabía que no estaba herido se sintió apenada por él, y mientras ella llegaba hasta el caballo, éste se puso de pie y vino a ella buscando consuelo. El caballo es un símbolo del entendimiento de uno. Ella no había descartado completamente al mayor, sin embargo no es igual al nuevo entendimiento de la verdad eterna, pues el joven saltó bellamente a través del acantilado. Ella no se fue a la cama esa noche para convocar caballos. Ellos vinieron a ella, pues ahora está cabalgando en un nuevo entendimiento y la verdadera palabra de Dios se está haciendo viva dentro de ella. En el capítulo 12 de Números se nos dice que Dios habla al hombre a través del lenguaje del sueño. Si Dios está hablando, tú necesitas prestar atención y extraer la sencilla corriente de verdad en lo que Él está diciendo.

Otra señora soñó con tres caballos – uno blanco, otro negro y otro gris, todos viviendo en su finca de mil acres. Unos hombres le ofrecían un fantástico precio por la finca, sin embargo ella sabía que lo que ellos querían realmente era su caballo blanco y no quería desprenderse de él. Una y otra vez ellos trataban de matarla o herirla de algún modo, sin embargo el caballo blanco siempre aparecía para redimirla de una manera humana.

En el Libro de la Revelación se nos dice que Jesucristo monta el caballo blanco. Aquí vemos que esta señora no controla completamente su entendimiento, pero lo ha encontrado y es redimida por él incluso aunque ella está aún buscándose a sí misma, porque sus enemigos son sus creencias basadas en su educación temprana, la cual vuelve para acosarla.

En su carta se preguntaba si ella había montado ya el caballo rojo del conflicto, puesto que ella no lo vio. Yo os digo a todos: no tratéis de poner algo en vuestros sueños que no esté ahí. Ella no soñó con un caballo rojo, ¿así que por qué mencionarlo? Un sueño tiene sólo una corriente central de verdad. En su caso es el caballo blanco, el símbolo del redentor, que es vuestra propia maravillosa imaginación humana.

Ahora entremos en el silencio.



Traducido por Javier Encina
La conferencia original en inglés es THE TRUE VINE (Neville Goddard 04-04-1969)




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